Fernando Marín es un médico que no oculta que, desde hace más de un año, ayuda a morir en España a pacientes sin esperanza que se lo piden. Sus prácticas, asegura, no traspasan los límitesd del Código Penal, aunque hay colegas suyos que no dudan en calificarlas de eutanasia activa. Marín responde que en este tema sigue habiendo mucha hipocresía y que la mayoría de los galenos se prestan a facilitar cuidados paliativos con consecuencias fatales cuando el enfermo que los necesita es un familiar o un amigo. "Algo parecido a lo que sucedía con el aborto hace años", resume Eulalia López Imedio, enfermera jefe del servicio de paliativos del Hospital Gregorio Marañón. El Pais, 16/4/2000