Este neurocirujano británico es un crack en lo suyo y, sobre todo, en humanismo medico. Como se comentó en este blog, su libro de 2016 Ante todo no hagas daño fué una bocanada de aire fresco. En 2018 amplió su testimonio con el libro Confesiones.
En 2023, And Finally (Al final, asuntos de vida o muerte) es otra entrega de sus memorias, escritas tras recibir la noticia de un cáncer avanzado. No es una meditación sobre la muerte, sino más bien una celebración de la vida y de todo aquello que de verdad importa.
Lo peor es la falta de preparación con la que la mayoría, incluyendo los profesionales, afrontamos el inevitable destino de morir: "rara vez -o nunca- me preguntaba cómo me sentiría si lo que veía cada día en el trabajo me ocurriera a mí. Este libro es la historia de cómo me convertí en paciente."
"A medida que me aproximo al final de mi vida me acosan preguntas filosóficas y científicas que de pronto me parecen muy importantes, cuando siempre las había dado por sentadas o las había ignorado".
Por suerte, el tratamiento le ha regalado una tregua, pero Marsh confiesa vivir con una cierta angustia, pero le asalta entonces la se pregunta: "¿Vivir para siempre? ¿Convertirte en un viejo decrépito? Y una vez más me maravillo ante mi propia incapacidad para aceptar la inevitabilidad de mi muerte; su necesidad, de hecho."
En 2023, And Finally (Al final, asuntos de vida o muerte) es otra entrega de sus memorias, escritas tras recibir la noticia de un cáncer avanzado. No es una meditación sobre la muerte, sino más bien una celebración de la vida y de todo aquello que de verdad importa.
Lo peor es la falta de preparación con la que la mayoría, incluyendo los profesionales, afrontamos el inevitable destino de morir: "rara vez -o nunca- me preguntaba cómo me sentiría si lo que veía cada día en el trabajo me ocurriera a mí. Este libro es la historia de cómo me convertí en paciente."
"A medida que me aproximo al final de mi vida me acosan preguntas filosóficas y científicas que de pronto me parecen muy importantes, cuando siempre las había dado por sentadas o las había ignorado".
Por suerte, el tratamiento le ha regalado una tregua, pero Marsh confiesa vivir con una cierta angustia, pero le asalta entonces la se pregunta: "¿Vivir para siempre? ¿Convertirte en un viejo decrépito? Y una vez más me maravillo ante mi propia incapacidad para aceptar la inevitabilidad de mi muerte; su necesidad, de hecho."