
“No quiero morir como un imbécil, no pienso darme quimio, quiero hacerlo a mi manera”. Así de crudo es Tully cuando le pide a James, su gran amigo de la infancia, ayuda para tramitar su suicidio asistido en Suiza. El triángulo lo completa Ana, la compañera de Tully, que accede a casarse con él antes de morir si acepta el tratamiento que le proponen.
¡Cuánto daño provoca la quimio paliativa! Es un abuso indecente de las dificultades culturales para afrontar la muerte. La propia, la de un ser querido o la de cualquiera. Es aprovecharse de un contexto de debilidad física y emocional, de miedo, para imponer opciones terapéuticas que, a pesar de su agresividad, no mejoran de forma significativa la vida de las personas. Tampoco debemos señalar a la industria farmacéutica, o a los profesionales, como únicos culpables. Es más complejo, eso es lo que quiere la gente, porque es lo que escuchan en los medios de comunicación: the show must go on. ¿Cómo rechazas tu última oportunidad? ¿Cómo soportas el chantaje emocional de tus familiares? Es un tema difícil.
¡Cuánto daño provoca la quimio paliativa! Es un abuso indecente de las dificultades culturales para afrontar la muerte. La propia, la de un ser querido o la de cualquiera. Es aprovecharse de un contexto de debilidad física y emocional, de miedo, para imponer opciones terapéuticas que, a pesar de su agresividad, no mejoran de forma significativa la vida de las personas. Tampoco debemos señalar a la industria farmacéutica, o a los profesionales, como únicos culpables. Es más complejo, eso es lo que quiere la gente, porque es lo que escuchan en los medios de comunicación: the show must go on. ¿Cómo rechazas tu última oportunidad? ¿Cómo soportas el chantaje emocional de tus familiares? Es un tema difícil.
“Que la muerte nos lleve orgullosa”, le repite Tully a su amigo una y otra vez, citando a Shakespeare. Cuando Ana se entera del plan en Suiza, a pesar del fracaso de la quimio, monta en cólera: “¡El suicidio no es una opción! ¡No, y menos cuando la gente que te quiere te necesita vivo! Hay otras formas, para eso sirven los paliativos, se puede gestionar, se puede hacer con dignidad, no tiene por qué ser traumático, hay gente que se muere con total normalidad cada puto día”. “Pero él no quiere eso”, le dice James. “Quiere tener el control”.
Las personas con cáncer avanzado que solicitan la eutanasia generalmente desean morir antes de la etapa final caracterizada por la debilidad extrema, la vida cama sillón, el dolor o la postración y somnolencia que provoca la morfina. La sedación paliativa no se realiza a petición del paciente, sino que se restringe al criterio médico de la fase de agonía y el sufrimiento refractario, de tal modo que los paliativos ni adelantan, ni retrasan la muerte. Por esto no compiten con la eutanasia, porque su respuesta a la voluntad de morir antes de la fase de últimos días no es un derecho que decida cada persona, sino una concesión que depende del criterio del equipo asistencial.
Estaba claro que ocultar la decisión de solicitar un suicidio asistido era una mala idea. “También lo hago por ella”, “no se lo puedo decir porque me lo impediría”. Ya, Tully, pero sin ella no es posible, porque es la compañera que vive contigo.
"Mayfly" significa "efímera", es una libélula que sólo vive un día. En dos capítulos de una hora la película plantea bien tres dilemas muy comunes en las decisiones al final de la vida: hasta cuándo soportar los tratamientos, por qué los cuidados paliativos no son la solución y cómo compartir la voluntad de morir. Somos seres sociales, el chantaje emocional de familiares y amigos forma parte de nuestra naturaleza humana. Como el suicidio.
La película no da tregua. Tully muere en Suiza, poniendo en evidencia la vergonzosa situación de las Tierras del Ulster y de la mayoría de países en los que, como única alternativa al suicidio violento o clandestino, obligan a su ciudadanía a realizar un esperpéntico viaje para morir. No es un final feliz, porque no puede serlo. Pero si Tully viviera en España, como dicen los versos de Robert Graves, sí que habría encontrado belleza en la muerte, en su pueblo, frente a su mar. Eso sí que sería marcarle a la Parca un gol por la escuadra.
Las personas con cáncer avanzado que solicitan la eutanasia generalmente desean morir antes de la etapa final caracterizada por la debilidad extrema, la vida cama sillón, el dolor o la postración y somnolencia que provoca la morfina. La sedación paliativa no se realiza a petición del paciente, sino que se restringe al criterio médico de la fase de agonía y el sufrimiento refractario, de tal modo que los paliativos ni adelantan, ni retrasan la muerte. Por esto no compiten con la eutanasia, porque su respuesta a la voluntad de morir antes de la fase de últimos días no es un derecho que decida cada persona, sino una concesión que depende del criterio del equipo asistencial.
Estaba claro que ocultar la decisión de solicitar un suicidio asistido era una mala idea. “También lo hago por ella”, “no se lo puedo decir porque me lo impediría”. Ya, Tully, pero sin ella no es posible, porque es la compañera que vive contigo.
"Mayfly" significa "efímera", es una libélula que sólo vive un día. En dos capítulos de una hora la película plantea bien tres dilemas muy comunes en las decisiones al final de la vida: hasta cuándo soportar los tratamientos, por qué los cuidados paliativos no son la solución y cómo compartir la voluntad de morir. Somos seres sociales, el chantaje emocional de familiares y amigos forma parte de nuestra naturaleza humana. Como el suicidio.
La película no da tregua. Tully muere en Suiza, poniendo en evidencia la vergonzosa situación de las Tierras del Ulster y de la mayoría de países en los que, como única alternativa al suicidio violento o clandestino, obligan a su ciudadanía a realizar un esperpéntico viaje para morir. No es un final feliz, porque no puede serlo. Pero si Tully viviera en España, como dicen los versos de Robert Graves, sí que habría encontrado belleza en la muerte, en su pueblo, frente a su mar. Eso sí que sería marcarle a la Parca un gol por la escuadra.