| "Es tan tremendamente fuerte y fantástico este amor por ti y por nuestros hijos, que si empezara a olvidarme de amar, también quisiera dejar de vivir y no creo que esto es ser pesimista, porque si había que poner la “carne” en el asador, yo ya la he puesto. Si lo que me queda de vida, va a dificultar la vuestra, no deseo seguir viviendo. Viviría una eternidad amándonos y amándoos. Parece ser que en algún momento no lo supe hacer muy bien. Txema: perdóname por ello. Hubiera preferido sufrir y morir por evitarlo. Os quiero. Sí, me olvido de todo. Pero de amaros no me olvidaré nunca; lo juro." Esto le decía Maribel a su hijo cuando se dió cuenta de los estragos del Alzheimer. Desgraciadamente, a pesar de que un clamor popular apoyó su campaña sosamatxu por su derecho a morir, no se pudo respetar su voluntad. Frente a estos valores, esta posición vital, hay personas que piensan que "mientras hay vida, hay esperanza", que la dignidad es una cualidad inherente al cuerpo humano que nunca se pierde. Utilizamos la palabra dignidad con significados muy distintos. Simplificando, la dignidad ontológica sería la que poseemos por ser miembros de la especie humana ("uno de los nuestros", incluso cuando somos un cadáver). Pero la más conflictiva es la dignidad ética, un valor relacionado con la libertad, con el proyecto vital de cada persona, con su capacidad de ser independiente, para interactuar con los demás, la familia, los amigos, la sociedad..., para crear y para dar y recibir amor. Bienvenidas sean todas las iniciativas que aportan calidad y dignidad a los cuidados, como escuchar música, tocar, acariciar y reconfortar con nuestras palabras a personas demenciadas. Como comentan los neurólgos en el último video, la demencia es un proceso evolutivo a la inversa, el adulto se va haciendo niño, olvida quién es y quién fué, dependiendo de todas las actividades básicas de la vida diaria, hasta convertirse en un bebé. ¡Enhorabuena a las personas cuidadoras! Y mucho ánimo. |
Pero ¿Y si esa persona, como Maribel, prefiere morir a perder lo que ella considera una vida digna de ser vivida? Sólo hay una respuesta: si su voluntad de morir es clara y así lo ha dejado escrito en su testamento vital, hay que ayudarla, regulando la eutanasia. Mientras tanto, de acuerdo con ese documento, la única opción es rechazar todas las medidas de soporte vital.