| "Si empezara a olvidarme de amar, también quisiera dejar de vivir ". "Si lo que me queda de vida, va a dificultar la vuestra, no deseo seguir viviendo. Viviría una eternidad amándonos y amándoos." Esto le decía Maribel a su hijo cuando se dio cuenta de los estragos del Alzheimer. Desgraciadamente, a pesar de su campaña sosamatxu por su derecho a morir, no se respetó su voluntad. Frente a estos valores, esta posición vital, hay personas que piensan que "mientras hay vida, hay esperanza", que la dignidad es una cualidad inherente al cuerpo humano, que nunca se pierde. Bienvenidas sean todas las iniciativas que aportan calidad y dignidad a los cuidados, como escuchar música, tocar, acariciar y reconfortar con nuestras palabras a personas demenciadas. La demencia es un proceso evolutivo a la inversa, el adulto se va haciendo niño, olvida quién es y quién fue, dependiendo de todas las actividades básicas de la vida diaria, hasta convertirse en un bebé. Pero ¿Y si esa persona prefiere morir a perder lo que ella considera una vida digna de ser vivida? Sólo hay una respuesta: si ha dejado su voluntad por escrito en su testamento vital, tiene derecho a rechazara todas las medidas de soporte vital y a que la ayuden a morir con una eutanasia. |