
Una señora firma en 2015 ante notario su testamento vital (TV), en el que solicita la eutanasia en caso de demencia. Siete años después, con una demencia avanzada, habiendo manifestado “en el ámbito de su libertad y dignidad personal que vivir así, sin conciencia de uno mismo, es absurdo” sus hijas solicitan que se respete su voluntad. Y ahí comienza su calvario.