Pero, ¿quién ha provocado la medicalización de la vida? ¿La población, la industria, los medios de comunicación o los profesionales, influídos por la industria, los medios y una demanda sin límites de los ciudadanos? Todos.
El médico Juan Gérvas coloca la pelota de la medicina de consumo en el tejado de los profesionales, a los que en ocasiones considera un ejército de matasanos del siglo XXI. Estas son algunas de sus 16 frases lapidarias de un médico que odia ir al médico, afirmaciones basadas en datos objetivos y publicadas en revistas científicas:
"La medicina se ha vuelto tan potente que es peligrosa. Por ejemplo, las mamografías causan más daño que beneficio. En algunas edades, el 50% de los cánceres de mama que se operan no hubieran matado a la mujer. Cuando el médico te aconseja que vigiles tu colesterol, está expropiándote la salud, te está quitando capacidad de decisión y de disfrute de la vida. Si usted no ha tenido un infarto de miocardio olvídese del colesterol. La medicina representa el 10% de la salud, la medida más potente para mejorar la salud pública es redistribuir la riqueza.
Mi ejemplo es mi médico del pueblo, a quien voy a besar la mano cuando me esté muriendo, porque sé que me va a atender como Dios manda. Sé que va a consolar a mi esposa, sé que va a venir si me muero en domingo, sé que le podremos llamar a las tres de la mañana. A ese médico le beso la mano y si quiere el culo. Porque lo que me ofrece no tiene precio, por eso antes a los médicos se les pagaba lo que se llamaba un honorario, porque no se le podía pagar lo que hacía. De eso hemos pasado a un sistema de protocolos separados para cada dolencia, y que presuponen que los pacientes viven alrededor del sanitario, para ir a la consulta, para el análisis, la revisión, la receta. Estamos haciendo una medicina muy complicada, errónea. Yo no quiero ir al médico nunca, sólo cuando sea muy necesario".
Algo tiene que cambiar, no sólo para garantizar la sostenibilidad del sistema, sino sobre todo para mejorar la salud de la población, por ejemplo al final de su vida. Es necesario promover la reflexión de los pacientes, en general mucho más sensatos que los profesionales, deliberar con ellos, respetar sus decisiones y poner límites a una medicina que demasiadas veces cae en la tentación de creerse infalible y omnipotente.
"La medicina se ha vuelto tan potente que es peligrosa. Por ejemplo, las mamografías causan más daño que beneficio. En algunas edades, el 50% de los cánceres de mama que se operan no hubieran matado a la mujer. Cuando el médico te aconseja que vigiles tu colesterol, está expropiándote la salud, te está quitando capacidad de decisión y de disfrute de la vida. Si usted no ha tenido un infarto de miocardio olvídese del colesterol. La medicina representa el 10% de la salud, la medida más potente para mejorar la salud pública es redistribuir la riqueza.
Mi ejemplo es mi médico del pueblo, a quien voy a besar la mano cuando me esté muriendo, porque sé que me va a atender como Dios manda. Sé que va a consolar a mi esposa, sé que va a venir si me muero en domingo, sé que le podremos llamar a las tres de la mañana. A ese médico le beso la mano y si quiere el culo. Porque lo que me ofrece no tiene precio, por eso antes a los médicos se les pagaba lo que se llamaba un honorario, porque no se le podía pagar lo que hacía. De eso hemos pasado a un sistema de protocolos separados para cada dolencia, y que presuponen que los pacientes viven alrededor del sanitario, para ir a la consulta, para el análisis, la revisión, la receta. Estamos haciendo una medicina muy complicada, errónea. Yo no quiero ir al médico nunca, sólo cuando sea muy necesario".
Algo tiene que cambiar, no sólo para garantizar la sostenibilidad del sistema, sino sobre todo para mejorar la salud de la población, por ejemplo al final de su vida. Es necesario promover la reflexión de los pacientes, en general mucho más sensatos que los profesionales, deliberar con ellos, respetar sus decisiones y poner límites a una medicina que demasiadas veces cae en la tentación de creerse infalible y omnipotente.