La demencia más frecuente, el Alzheimer, tiene una supervivencia media de 7 a 12 años, que pueden ser menos dependiendo de las decisiones que se tomen. En el testamento vital podemos rechazar el ingreso hospitalario, el tratamiento antibiótico u otras medidas de soporte vital, como la alimentación e hidratación intravenosa, por sonda nasogástrica o gastrostomía.
Parece que cada vez hay más consenso sobre que cuando sea dependiente y no reconozca a mis familiares estaré en una situación terminal cuyo enfoque debe ser de cuidados paliativos, porque el objetivo ya no será mi supervivencia, sino mi bienestar.
Ahora bien, hasta que exista una ley de eutanasia, la única opción para acortar el proceso de deterioro es rechazar en un testamento vital la alimentación por boca.
De acuerdo con mis valores, si en el futuro soy incapaz de reconocer por su nombre a mis seres queridos, vivir no tiene ningún sentido para mí. En ese caso, es mi voluntad morir en paz, de una forma serena y sin sufrimiento, lo antes que sea posible. Deseo evitar la degradación corporal y mental que caracteriza el proceso de demencia avanzado o terminal, así como el sufrimiento y el trabajo que conlleva para mis cuidadores, y que yo considero absurdos.
Si a consecuencia de una demencia dejo de comer y/o beber por mí mismo, es mi voluntad despedirme de la vida ayunando. Por ello, rechazo la nutrición e hidratación, ya sean artificiales por sonda, gastrostomía o vía intravenosa; o de forma natural a través de la ayuda manual de otra persona para comer o beber por boca, ya sea con cuchara, jeringa o cualquier otro dispositivo o con cambios posturales que fuercen mi deglución.
Sólo deseo que se me dé de comer por boca si manifiesto signos inequívocos de placer al comer o beber, y exclusivamente con aquellos alimentos que aparentemente disfrute, en la textura y cantidad que acepte fácilmente. Si empiezo a toser deseo que se interrumpa la alimentación o hidratación. Si no abro la boca de forma espontánea o me muestro indiferente a la alimentación o hidratación no deseo ser forzado a comer o beber.
Deseo recibir todas aquellas medidas que mejoren mi confort (como los cuidados de la piel y de la boca) y los tratamientos paliativos que alivien mi sufrimiento, incluso cuando puedan influir en el adelantamiento de mi muerte.
Ruego a mis representantes que velen porque se respete mi voluntad, así como que en mi nombre emprendan cuantas acciones legales consideren adecuadas para que así sea.