En 2017, el profesor Theo Boer, un experto en teología protestante reformista, escribió un artículo que afirmaba que en los Países Bajos la eutanasia provoca un efecto de contagio, aumentando las tasas de suicidio. En 2019, Neil Francis, director de Dying for Choice, la base de datos de artículos revisados por pares sobre la muerte asistida más importante del mundo, en su artículo El humo y los espejismos de Theo Boer sobre la eutanasia en Países Bajos, decía lo siguiente:
“En resumen, el artículo de Boer contiene una letanía de errores científicos y académicos. Sus especulaciones están mal documentadas, mal ensambladas, son incoherentes en algunos párrafos, los datos están mal seleccionados e interpretados y la metodología del laissez faire es incapaz de respaldar válidamente su conclusión”. “La revista hizo mal en publicarlo, porque ni la revisión por pares, ni el esfuerzo editorial identificaron o intentaron corregir las tonterías del artículo”.
La ciencia avanza a base de rectificaciones, pero a este señor sus errores le dan igual. Con una actitud similar a los hablan de la eutanasia tras recopilar un puñado de recortes de prensa, él mantiene un discurso.
¿Quién es y qué dice este hombre?
“En resumen, el artículo de Boer contiene una letanía de errores científicos y académicos. Sus especulaciones están mal documentadas, mal ensambladas, son incoherentes en algunos párrafos, los datos están mal seleccionados e interpretados y la metodología del laissez faire es incapaz de respaldar válidamente su conclusión”. “La revista hizo mal en publicarlo, porque ni la revisión por pares, ni el esfuerzo editorial identificaron o intentaron corregir las tonterías del artículo”.
La ciencia avanza a base de rectificaciones, pero a este señor sus errores le dan igual. Con una actitud similar a los hablan de la eutanasia tras recopilar un puñado de recortes de prensa, él mantiene un discurso.
¿Quién es y qué dice este hombre?
Como especialista en ética religiosa, es asombroso que Boer se considerara apto para realizar y publicar un estudio científico de causalidad, que es complicado. Este hombre participó como experto en ética en una de las cinco comisiones holandesas entre 2005 y 2014, año en que renunció.
Desde entonces, se ha convertido en una celebridad contra la eutanasia, viajando allá donde le quieran escuchar, para decir que en los Países Bajos a partir de 2007 la eutanasia se ha descontrolado. En el informe que hizo en 2016 para el Consejo de Profesiones de la Salud de Sudáfrica (no será extraño que cualquier día aparezca por España dando lecciones), detalla su argumentario, basado fundamentalmente en dos aspectos: el aumento de los casos de sufrimiento de origen psicológico (personas con trastornos mentales) y el aumento total del número de casos de eutanasia.
Lo primero es falso, porque la Ley no ha cambiado desde que se aprobó en 2001 (en vigor en 2002), ni una sola palabra. En 1994 la Corte Suprema holandesa determinó que las personas con enfermedades mentales (en ausencia de una enfermedad física) entraban en el marco regulatorio de la eutanasia en ese momento. Y la Ley de 2001 formalizó el marco regulatorio que había existido desde al menos 1984, cuando la asociación médica holandesa publicó por primera vez las pautas para la eutanasia. Por lo tanto, la Ley refleja una práctica muy antigua, que no ha cambiado desde que se promulgó.
Además, éticamente es incongruente argumentar que una ley que, durante décadas, permite la muerte asistida con determinados requisitos es una buena ley, siempre que las personas con un trastorno mental que los cumplen nunca la usen.
La segunda incoherencia fatal de la "ética" de Boer es su queja sobre el número de casos a partir de 2007. La mayoría de ese aumento fueron personas con cáncer terminal, pero eso a Boer no le importa. ¿Qué principios éticos justifican que, con los mismos requisitos, lo que es apropiado para 2.000 personas al año no lo sea para 4000? La Ley de eutanasia holandesa no menciona los números, no existe un límite legislado sobre el recuento de personas que podrían optar por la ley. Más bien, se basa en criterios de calidad asistencial (debido cuidado), que describen las circunstancias de quiénes cumplen los requisitos y el proceso por el cual pueden hacerlo.
Es asombroso que un profesor de ética no reflexione sobre la incoherencia de sus propios argumentos "éticos". Por ello, sin datos que lo justifiquen, cabe preguntarse: ¿Qué le pasó a Boer? ¿Por qué una persona que había apoyado y promovido el modelo holandés de eutanasia, cambió repentina e incoherentemente su posición para oponerse abiertamente? ¿Y por qué aguantó en la Comisión siete años más desde ese supuesto descontrol, hasta 2014?
Por el “pan de sus hijos” (que no sé si tiene). En 2014, Boer fue designado para la Cátedra Lindeboom de Ética en la Atención de la Salud en la Universidad Teológica de Kampen. La Universidad Teológica de Kampen es una institución protestante reformista holandesa que acepta la muerte asistida en casos de "emergencia", pero el Instituto Lindeboom estudia la ciencia desde una perspectiva bíblica creacionista, exige “ética médica bíblicamente sólida” junto con “normas y valores cristianos”. Según su web, el papel de la Junta es “la protección de las personas en todas las etapas de la vida”.
En el fondo da lo mismo, no es cuestión de recurrir a la falacia ad hominem, sino de tratar de entender. Lo que importa es que sus afirmaciones son falsas:
Desde entonces, se ha convertido en una celebridad contra la eutanasia, viajando allá donde le quieran escuchar, para decir que en los Países Bajos a partir de 2007 la eutanasia se ha descontrolado. En el informe que hizo en 2016 para el Consejo de Profesiones de la Salud de Sudáfrica (no será extraño que cualquier día aparezca por España dando lecciones), detalla su argumentario, basado fundamentalmente en dos aspectos: el aumento de los casos de sufrimiento de origen psicológico (personas con trastornos mentales) y el aumento total del número de casos de eutanasia.
Lo primero es falso, porque la Ley no ha cambiado desde que se aprobó en 2001 (en vigor en 2002), ni una sola palabra. En 1994 la Corte Suprema holandesa determinó que las personas con enfermedades mentales (en ausencia de una enfermedad física) entraban en el marco regulatorio de la eutanasia en ese momento. Y la Ley de 2001 formalizó el marco regulatorio que había existido desde al menos 1984, cuando la asociación médica holandesa publicó por primera vez las pautas para la eutanasia. Por lo tanto, la Ley refleja una práctica muy antigua, que no ha cambiado desde que se promulgó.
Además, éticamente es incongruente argumentar que una ley que, durante décadas, permite la muerte asistida con determinados requisitos es una buena ley, siempre que las personas con un trastorno mental que los cumplen nunca la usen.
La segunda incoherencia fatal de la "ética" de Boer es su queja sobre el número de casos a partir de 2007. La mayoría de ese aumento fueron personas con cáncer terminal, pero eso a Boer no le importa. ¿Qué principios éticos justifican que, con los mismos requisitos, lo que es apropiado para 2.000 personas al año no lo sea para 4000? La Ley de eutanasia holandesa no menciona los números, no existe un límite legislado sobre el recuento de personas que podrían optar por la ley. Más bien, se basa en criterios de calidad asistencial (debido cuidado), que describen las circunstancias de quiénes cumplen los requisitos y el proceso por el cual pueden hacerlo.
Es asombroso que un profesor de ética no reflexione sobre la incoherencia de sus propios argumentos "éticos". Por ello, sin datos que lo justifiquen, cabe preguntarse: ¿Qué le pasó a Boer? ¿Por qué una persona que había apoyado y promovido el modelo holandés de eutanasia, cambió repentina e incoherentemente su posición para oponerse abiertamente? ¿Y por qué aguantó en la Comisión siete años más desde ese supuesto descontrol, hasta 2014?
Por el “pan de sus hijos” (que no sé si tiene). En 2014, Boer fue designado para la Cátedra Lindeboom de Ética en la Atención de la Salud en la Universidad Teológica de Kampen. La Universidad Teológica de Kampen es una institución protestante reformista holandesa que acepta la muerte asistida en casos de "emergencia", pero el Instituto Lindeboom estudia la ciencia desde una perspectiva bíblica creacionista, exige “ética médica bíblicamente sólida” junto con “normas y valores cristianos”. Según su web, el papel de la Junta es “la protección de las personas en todas las etapas de la vida”.
En el fondo da lo mismo, no es cuestión de recurrir a la falacia ad hominem, sino de tratar de entender. Lo que importa es que sus afirmaciones son falsas:
- El número de personas que recurren a una muerte asistida, según estipule la Ley, no confirma ninguna pendiente deslizante.
- Con la experiencia, cada vez se abordan más casos complejos de sufrimiento de origen psicológico, pero eso no significa que estén aumentando sin control.
- No aumentan los suicidios “por contagio”, debido a la ley de muerte asistida (tema que se tratará en una entrada posterior)