
“Mi decisión de recurrir a la eutanasia a fin de no prolongar inútilmente mis días obedece a razones éticas de índole personal. Desaparecida la libido y con ella la escritura, compruebo que ya he dicho lo que tenía que decir. Tampoco mi cuerpo da para más. Cada día constato su deterioro y antes que ese declive afecte a mi capacidad cognitiva prefiero anticiparme a mi ruina y despedirme de la vida con dignidad.
La otra razón de la eutanasia es la de asegurar el porvenir de los tres muchachos cuya educación asumo. Me parece indecente malgastar los recursos limitados de que dispongo, y que disminuyen a diario, en tratamientos médicos costosos en vez de destinar este dinero a completar sus estudios. Por todo ello, escojo libremente la opción más justa conforme a mi conciencia y respeto a la vida de los demás”.
Este texto lo escribió Juan Goytisolo en abril de 2014. Tenía 83 años y asumía que su cuerpo no daba para más, pero lo peor quedaba por venir. Siete meses después ganó el premio Cervantes. Sin fuerzas para escribir, ahora que contaba con dinero para los muchachos, ya no le encontraba sentido a seguir viviendo.
Tras una caída fortuita en 2016 se fracturó la cadera, por lo que estuvo varios meses con problemas de movilidad. En marzo de 2017 sufrió un ictus cerebral y dos meses después, el 4 de mayo, murió en su casa, "tranquilo, en su cama", según sus cuidadores. (extraído del artículo Goytisolo en su amargo final, El País)
La otra razón de la eutanasia es la de asegurar el porvenir de los tres muchachos cuya educación asumo. Me parece indecente malgastar los recursos limitados de que dispongo, y que disminuyen a diario, en tratamientos médicos costosos en vez de destinar este dinero a completar sus estudios. Por todo ello, escojo libremente la opción más justa conforme a mi conciencia y respeto a la vida de los demás”.
Este texto lo escribió Juan Goytisolo en abril de 2014. Tenía 83 años y asumía que su cuerpo no daba para más, pero lo peor quedaba por venir. Siete meses después ganó el premio Cervantes. Sin fuerzas para escribir, ahora que contaba con dinero para los muchachos, ya no le encontraba sentido a seguir viviendo.
Tras una caída fortuita en 2016 se fracturó la cadera, por lo que estuvo varios meses con problemas de movilidad. En marzo de 2017 sufrió un ictus cerebral y dos meses después, el 4 de mayo, murió en su casa, "tranquilo, en su cama", según sus cuidadores. (extraído del artículo Goytisolo en su amargo final, El País)