
La morfina es el mejor analgésico que existe. Morir no duele, pero la enfermedad sí. La agonía es un proceso natural que indica que el cuerpo está a punto de morir. Pueden ser horas, o días. La mayoría de la gente no quiere ser consciente de ese proceso de extremo deterioro, que se manifiesta con síntomas desagradables como dificultad respiratoria, estertores, mirada de angustia, dolor, agitación… Para respetar la voluntad y la dignidad de los enfermos y sus familias por el momento el único tratamiento posible es dormir al enfermo (sedación paliativa) con tranquilizantes y morfina.
En cualquier caso, la enfermera se pregunta: ¿Y si la morfina en algún caso matara al enfermo? Tenía una enfermedad terminal, estaba de hecho en el proceso de la muerte, sin marcha atrás posible. ¿Qué pasaría si el proceso se prolongara unas horas o unos días más por no usar la morfina? El resultado sería el dolor físico, la agitación y el malestar extremo, incluso a pesar de que la persona no responda. La morfina en la agonía permite al enfermo estar relajado y relativamente cómodo. Los tranquilizantes le duermen del todo, pero el propio proceso de morir también provoca que disminuya la conciencia o que se agite, no la morfina. Es un error pensar que sin opioides el moribundo estaría alerta y activo para relacionarse con los demás, para despedirse de los suyos e, inmediatamente después, morir plácidamente. Ese no es el caso, esas muertes son un privilegio, más propias de la literatura y el cine que de la vida real. ¿Qué prefieres? Esa es la cuestión.
Algunas veces, pocas, casi no hay agonía. Por ejemplo, esos enfermos con demencia grave que se van apagando como una vela, como si se fueran sedando a sí mismos, entrando en un estado comatoso, con cierta serenidad (cuando no padecen una infección respiratoria, 1ª causa de muerte en demencias).
Cuando una persona está muy deteriorada, que no responda no significa que no tenga dolor. Si además está agitada no sólo necesita morfina, sino también otros medicamentos. En la fase de últimos días, lo único que podemos hacer es aliviar el sufrimiento, por eso siempre hay que estar vigilantes para mejorar el confort y, ante la duda, es mejor usar la medicación a nuestro alcance, que quedarse cortos y que el enfermo y su familia sufran una mala muerte.
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