Nadie quiere morir. Desde la vida, el deseo de morir irrumpe en la cotidianeidad como un elefante en una cacharrería, ruido y desorden en una sociedad que ignora la muerte y estigmatiza la decisión de morir.
Para exlicar la muerte voluntaria un concepto fundamental es la irreversibilidad, el deterioro sin posibilidad de mejoría, pero existen otras variables subjetivas mucho más difíciles de manejar. ¿Cómo se mide el sufrimiento de un ser humano que siente que su vida enferma ha perdido todo sentido, que su biografía está completa y que por ello desea morir? ¿Cómo distinguir al que baila del baile?
La referencia no es la muerte, sino la vida, aman todo aquello que hace que la vida sea humana: la libertad, la independencia, la relación con los demás y con el mundo, el arte, la literatura, la música…
El mundo no es como nos gustaría, poco pueden hacer los cuidados paliativos (x ej. Inmaculada Echevarría), no tiene sentido hablar de depresión en el proceso terminal, porque para algunos la vida puede ser mucho más que estar tumbado cómodamente en un sillón. El problema no es la voluntad de morir (el elefante), sino la falta de respeto a la libertad de esas personas y de compasión con su sufrimiento (la cacharrería).
¿Por qué morir? Esa es la pregunta que aborda el documental Arderás, ¿cómo se llega a la conclusión de que la mejor opción es morir, cómo se toma la decisión de adelantar la muerte?
Para exlicar la muerte voluntaria un concepto fundamental es la irreversibilidad, el deterioro sin posibilidad de mejoría, pero existen otras variables subjetivas mucho más difíciles de manejar. ¿Cómo se mide el sufrimiento de un ser humano que siente que su vida enferma ha perdido todo sentido, que su biografía está completa y que por ello desea morir? ¿Cómo distinguir al que baila del baile?
La referencia no es la muerte, sino la vida, aman todo aquello que hace que la vida sea humana: la libertad, la independencia, la relación con los demás y con el mundo, el arte, la literatura, la música…
El mundo no es como nos gustaría, poco pueden hacer los cuidados paliativos (x ej. Inmaculada Echevarría), no tiene sentido hablar de depresión en el proceso terminal, porque para algunos la vida puede ser mucho más que estar tumbado cómodamente en un sillón. El problema no es la voluntad de morir (el elefante), sino la falta de respeto a la libertad de esas personas y de compasión con su sufrimiento (la cacharrería).
¿Por qué morir? Esa es la pregunta que aborda el documental Arderás, ¿cómo se llega a la conclusión de que la mejor opción es morir, cómo se toma la decisión de adelantar la muerte?