Que existe un discurso público sobre la eutanasia y otro privado es una evidencia. En todos los países del mundo los médicos adelantan de forma intencionada la muerte de algunos pacientes. Según el trabajo de Dignity in Dying en Reino Unido (citado en la entrada La verdad inevitable: los paliativos no bastan...), el 62% de los profesionales de la salud cree que los médicos o las enfermeras han apresurado intencionalmente la muerte como una respuesta compasiva a la solicitud de un paciente para poner fin a su sufrimiento.
¿Son eutanasias? No. Al igual que en las encuestas que cada 5 años se hacen en los Países Bajos, la mayoría son sedaciones paliativas en las que se aumenta la medicación para que el proceso de agonía no se prolongue innecesariamente. La diferencia con la eutanasia es un matiz, pero existe (para los médicos holandeses no son eutanasias): el contexto de la eutanasia no es la fase de últimos días (agonía), sino mucho antes; la muerte no se produce en días, ni en horas, sino en minutos; y además no se usan los mismos medicamentos para provocar la muerte (barbitúricos), que para adelantarla (tranquilizantes y opioides). Para los que han levantado el muro artificial del doble efecto esto no es aceptable, pero lo “bueno” no es quedarse en el lado de no adelantar ni retrasar la muerte, sino aliviar el sufrimiento de las personas enfermas y de sus familias con todos los medios disponibles. La sedación es uno fundamental, sus primos hermanos, la eutanasia y el suicidio asistido, también lo son.
¿Son eutanasias? No. Al igual que en las encuestas que cada 5 años se hacen en los Países Bajos, la mayoría son sedaciones paliativas en las que se aumenta la medicación para que el proceso de agonía no se prolongue innecesariamente. La diferencia con la eutanasia es un matiz, pero existe (para los médicos holandeses no son eutanasias): el contexto de la eutanasia no es la fase de últimos días (agonía), sino mucho antes; la muerte no se produce en días, ni en horas, sino en minutos; y además no se usan los mismos medicamentos para provocar la muerte (barbitúricos), que para adelantarla (tranquilizantes y opioides). Para los que han levantado el muro artificial del doble efecto esto no es aceptable, pero lo “bueno” no es quedarse en el lado de no adelantar ni retrasar la muerte, sino aliviar el sufrimiento de las personas enfermas y de sus familias con todos los medios disponibles. La sedación es uno fundamental, sus primos hermanos, la eutanasia y el suicidio asistido, también lo son.
Hace unos meses, una prestigiosa epidemióloga australiana dijo públicamente: "Creo que hay un poco de hipocresía entre la profesión médica. Cuando son entrevistados anónimamente, más del 50% de los médicos admiten que han administrado medicamentos a pacientes angustiados para acelerar su muerte". La reacción fue inmediata, desde el experto paliativista que afirmaba que “después de tratar a 30 mil pacientes nunca había tenido la intención de acelerar la muerte” (me pregunto dónde está su compasión ante los casos extremadamente difíciles), hasta los que se mostraban indignados por la acusación de matar a sus pacientes. En realidad no era eso, nadie habla de matar a nadie, pero la confusión entre la eutanasia y el homicidio, entre lo voluntario y lo forzado, forma parte del juego de trileros de los fundamentalistas de la sacralidad de la vida.
Recientemente, el director de un hospice británico se preguntaba: ¿Por qué soy el único que está hablando de la muerte asistida? “Estamos fallando a nuestros pacientes al no participar abierta y honestamente en el debate de la muerte asistida. Tenemos que poner fin al clima de miedo que rodea la discusión sobre esto en cuidados paliativos y hospicios. El estudio de Dignity in Dying expone con detalles difíciles de leer cómo mueren los que tienen menos suerte al final de la vida, y no debido a la falta de cuidados paliativos. Como todos los campos de la medicina, incluso los mejores cuidados paliativos tienen sus límites. Eso no es un fracaso, es la realidad".
"Estamos hablando de dar control sobre su propia muerte a las personas que ya están muriendo. Hay opiniones muy arraigadas, y puedo entender que es incómodo. El movimiento hospice tenía una base cristiana y, aunque la mayoría de los hospicios ahora son seculares, algunos todavía tienen vínculos con organizaciones católicas con valores tradicionales. También existe la opinión de que la muerte asistida resta financiación para los cuidados paliativos, pero la evidencia sugiere lo contrario. Donde la muerte asistida se ha legalizado, los cuidados paliativos han mejorado. No creo que esto sea a pesar de, sino porque la muerte asistida obliga a los gestores a garantizar todas las opciones, para que nadie se vea empujado a morir por falta de asistencia”.
Básicamente es lo mismo que venimos repitiendo desde hace años: la realidad es la que es. Pero está muy bien que, esta vez, lo diga un médico super experto en paliativos.
Recientemente, el director de un hospice británico se preguntaba: ¿Por qué soy el único que está hablando de la muerte asistida? “Estamos fallando a nuestros pacientes al no participar abierta y honestamente en el debate de la muerte asistida. Tenemos que poner fin al clima de miedo que rodea la discusión sobre esto en cuidados paliativos y hospicios. El estudio de Dignity in Dying expone con detalles difíciles de leer cómo mueren los que tienen menos suerte al final de la vida, y no debido a la falta de cuidados paliativos. Como todos los campos de la medicina, incluso los mejores cuidados paliativos tienen sus límites. Eso no es un fracaso, es la realidad".
"Estamos hablando de dar control sobre su propia muerte a las personas que ya están muriendo. Hay opiniones muy arraigadas, y puedo entender que es incómodo. El movimiento hospice tenía una base cristiana y, aunque la mayoría de los hospicios ahora son seculares, algunos todavía tienen vínculos con organizaciones católicas con valores tradicionales. También existe la opinión de que la muerte asistida resta financiación para los cuidados paliativos, pero la evidencia sugiere lo contrario. Donde la muerte asistida se ha legalizado, los cuidados paliativos han mejorado. No creo que esto sea a pesar de, sino porque la muerte asistida obliga a los gestores a garantizar todas las opciones, para que nadie se vea empujado a morir por falta de asistencia”.
Básicamente es lo mismo que venimos repitiendo desde hace años: la realidad es la que es. Pero está muy bien que, esta vez, lo diga un médico super experto en paliativos.