
Marc Antoni Broggi lleva muchos años trabajando por elevar el nivel humano y ético de la medicina. ¡Aprópiate de tu muerte! nos dice (La Vanguardia 2011, leer artículo). Recientemente ha publicado un libro que resume bien qué cosa es esa de la buena muerte, la muerte apropiada (Anagrama, 2013):
La muerte nos iguala a todos, pero el morir no. El morir nos diferencia mucho, tanto como la forma de vivir, de disfrutar o de sufrir.
Una cosa es recomendar formas de morir como más positivas a priori, o más humanas, y otra muy diferente es ayudar a personas concretas. No se trata entonces de enseñar a morir, sino de ayudar a que cada cual lo haga a su manera. Y toda ayuda digna (porque es la ayuda la que conviene dignificar) lo es si acaba correspondiendo a lo que cada cual entiende por dignidad.
La soledad radical con que se vive la muerte ya merece un gran respeto. Y si queremos ayudar, debemos evitar cualquier idea generalizadora, demasiado simple y, sobre todo, con excesiva vocación pedagógica.
Estar solo en el momento de morir puede ser triste; pero sentirse solo entre la gente es mucho peor; resulta indigno, inhumano.
La muerte nos iguala a todos, pero el morir no. El morir nos diferencia mucho, tanto como la forma de vivir, de disfrutar o de sufrir.
Una cosa es recomendar formas de morir como más positivas a priori, o más humanas, y otra muy diferente es ayudar a personas concretas. No se trata entonces de enseñar a morir, sino de ayudar a que cada cual lo haga a su manera. Y toda ayuda digna (porque es la ayuda la que conviene dignificar) lo es si acaba correspondiendo a lo que cada cual entiende por dignidad.
La soledad radical con que se vive la muerte ya merece un gran respeto. Y si queremos ayudar, debemos evitar cualquier idea generalizadora, demasiado simple y, sobre todo, con excesiva vocación pedagógica.
Estar solo en el momento de morir puede ser triste; pero sentirse solo entre la gente es mucho peor; resulta indigno, inhumano.