Surviving terminal cancer es un documental sobre tres personas que han sobrevivido a un glioblastoma multiforme, el tumor cerebral más letal que existe (100% a los 12-18 meses). El mismo de Brittany Mainard, la joven californiana de 29 años que en 2014 tuvo que trasladarse a Oregón para morir (posteriormente, en 2016 California aprobó una ley de suicidio asistido o End of Life Option Act). Era el caso del médico francés David Servan-Schreiber, autor de los libros Anticáncer (2008) y Hay muchas manerar de decir adiós (2011).
Ante la perspectiva de una muerte segura, los supervivientes del documental investigaron qué medicamentos podrían hipotéticamente contribuir a mejorar los resultados de la quimio que les proponían sus oncólogos. Diseñaron sus propios tratamientos, los consiguieron por su cuenta y los tomaron bajo su responsabilidad. Para sus oncólogos estos pocos casos no son significativos, son remisiones espontáneas que ocurren en todas las enfermedades sin ninguna expliación lógica. Quizá sea así, pero también podría ser que ese milagro esté ocurriendo gracias a esos cócteles. La pregunta es obvia: ¿Por qué no se investiga? La respuesta también: Porque nadie financia este tipo de investigaciones, que además no pueden ser ensayos clínicos de doble ciego, sino investigación empírica similar a la experiencia del VIH-SIDA.
El documental pone el dedo en la llaga de la experimentación científica en enfermos terminales, que se preguntan: "Si me voy a morir, ¿Por qué no me permiten asumir todos los riesgos y probar otras opciones de tratamiento con apoyo y vigilancia médica?" Porque ningún oncólogo asumirá algo que está "fuera del protocolo", que si funciona no podrá explicar con claridad y que finalmente, si va mal, pueda ocasionarle problemas con la justicia.
¿Limitar el acceso a nuevos tratamientos a los ensayos clínicos no impide que los enfermos terminales se puedan beneficiar de esas novedades? En estos casos, ¿Cuál es el objetivo fundamental: la ciencia o el bienestar de los pacientes? ¿Es posible hacer otro tipo de investigación?
La web survivingterminalcancer ofrece mucha información de un tema, el uso de nuevos tratamientos en medicina, que tiene que cambiar mucho en el futuro, porque la salud de la población no puede ser, sólo, un gran negocio.
Ante la perspectiva de una muerte segura, los supervivientes del documental investigaron qué medicamentos podrían hipotéticamente contribuir a mejorar los resultados de la quimio que les proponían sus oncólogos. Diseñaron sus propios tratamientos, los consiguieron por su cuenta y los tomaron bajo su responsabilidad. Para sus oncólogos estos pocos casos no son significativos, son remisiones espontáneas que ocurren en todas las enfermedades sin ninguna expliación lógica. Quizá sea así, pero también podría ser que ese milagro esté ocurriendo gracias a esos cócteles. La pregunta es obvia: ¿Por qué no se investiga? La respuesta también: Porque nadie financia este tipo de investigaciones, que además no pueden ser ensayos clínicos de doble ciego, sino investigación empírica similar a la experiencia del VIH-SIDA.
El documental pone el dedo en la llaga de la experimentación científica en enfermos terminales, que se preguntan: "Si me voy a morir, ¿Por qué no me permiten asumir todos los riesgos y probar otras opciones de tratamiento con apoyo y vigilancia médica?" Porque ningún oncólogo asumirá algo que está "fuera del protocolo", que si funciona no podrá explicar con claridad y que finalmente, si va mal, pueda ocasionarle problemas con la justicia.
¿Limitar el acceso a nuevos tratamientos a los ensayos clínicos no impide que los enfermos terminales se puedan beneficiar de esas novedades? En estos casos, ¿Cuál es el objetivo fundamental: la ciencia o el bienestar de los pacientes? ¿Es posible hacer otro tipo de investigación?
La web survivingterminalcancer ofrece mucha información de un tema, el uso de nuevos tratamientos en medicina, que tiene que cambiar mucho en el futuro, porque la salud de la población no puede ser, sólo, un gran negocio.