Unos días antes de morir, Paula nos dejó una carta con sus razones para finalizar libremente su vida. La carta, colgada en el blog Arderás, es un testimonio sobre la dignidad, una palabra que no menciona, un valor con un significado distinto para cada persona, íntimamente unido a la libertad.
Seguramente no tomaría esta decisión si, como sucede en algunos países, pudiera determinar de antemano en qué momento quiero dejar de vivir.
Temo más la dependencia que la muerte. Desearía vivir con la certidumbre de que mi voluntad sería respetada, pero desgraciadamente, no se respeta el derecho de las personas a decidir sobre su propia vida, incluso en circunstancias en que el sufrimiento y la invalidez llegan a ser atroces.
No termino de entender por qué la muerte es un tabú. ¿Hay algo más natural que la muerte? Es absurdo actuar como si al ignorarla dejara de existir.
Mi enfermedad, a pesar de todo el sufrimiento, me ha hecho reflexionar sobre la muerte con serenidad y pensar en las cosas que realmente me importan en la vida. Me he vuelto más empática, más fuerte, he aprendido a no darle importancia a cosas que no la tienen, incluso creo que me he hecho más benévola, mejor persona. Siento que me voy con un sentimiento de plenitud, con la plenitud limitada que da la vida. Siempre hay más cosas que hacer, que experimentar… La muerte solo me asusta por lo desconocido; por lo demás, la asumo, incluso la imagino dulce. No pienso en si habrá algo más allá.
Siento que me voy en un momento de satisfacción, con muchas cosas buenas vividas, también con mucho sufrimiento asumido, como parte de la vida. Me llevo muchísimas imágenes de lugares que me han fascinado, de personas estupendas con las que he compartido la vida, recuerdos de libros, cuadros, películas, sensaciones que todavía recuerdo…
Seguramente no tomaría esta decisión si, como sucede en algunos países, pudiera determinar de antemano en qué momento quiero dejar de vivir.
Temo más la dependencia que la muerte. Desearía vivir con la certidumbre de que mi voluntad sería respetada, pero desgraciadamente, no se respeta el derecho de las personas a decidir sobre su propia vida, incluso en circunstancias en que el sufrimiento y la invalidez llegan a ser atroces.
No termino de entender por qué la muerte es un tabú. ¿Hay algo más natural que la muerte? Es absurdo actuar como si al ignorarla dejara de existir.
Mi enfermedad, a pesar de todo el sufrimiento, me ha hecho reflexionar sobre la muerte con serenidad y pensar en las cosas que realmente me importan en la vida. Me he vuelto más empática, más fuerte, he aprendido a no darle importancia a cosas que no la tienen, incluso creo que me he hecho más benévola, mejor persona. Siento que me voy con un sentimiento de plenitud, con la plenitud limitada que da la vida. Siempre hay más cosas que hacer, que experimentar… La muerte solo me asusta por lo desconocido; por lo demás, la asumo, incluso la imagino dulce. No pienso en si habrá algo más allá.
Siento que me voy en un momento de satisfacción, con muchas cosas buenas vividas, también con mucho sufrimiento asumido, como parte de la vida. Me llevo muchísimas imágenes de lugares que me han fascinado, de personas estupendas con las que he compartido la vida, recuerdos de libros, cuadros, películas, sensaciones que todavía recuerdo…