- Lamento que esté enfermo
- Gracias por sus palabras
- Un primo mío tuvo cáncer
- Oh, lo siento
- Si de hígado
- Eso nunca es bueno
- Pero desapareció, después de que los médicos le dijeran que era incurable
- Bueno, eso es lo que todos queremos oír
- Sí. Pero luego volvió, mucho peor que antes
- Oh, qué horror
- Y después murió. Fue durísimo. Durísimo
-(Mientras yo buscaba las palabras…)
- Le costó muchísimo tiempo. Por supuesto, fue homosexual durante toda su vida.
- (Yo seguía sin encontrar las palabras)
- Y toda su familia inmediata lo abandonó. Murió prácticamente solo.
- Bueno, no sé qué...
- De todos modos, sólo quería que supiera que comprendo exactamente por lo que está pasando.
Normalmente se acepta que la pregunta ¿Cómo estás? No implica un compromiso jurado de dar una respuesta completa o sincera. Así que cuando me lo preguntan, me inclino por decir algo críptico como es un poco pronto para saberlo. (Si me pregunta el maravilloso personal de oncología, a veces llego tan lejos como para responder: Me parece que hoy tengo cáncer). Nadie quiere que le hablen de los incontables horrores y humillaciones menores que se convierten en hechos de la vida cuando el cuerpo pasa de ser un amigo a convertirse en un enemigo; el aburrido cambio del estreñimiento crónico a su drástico y repentino opuesto; la igualmente desagradable doble cruz de sentir hambre aguda, mientras temes hasta el olor de los alimentos; la miseria absoluta de la náusea que te retuerce el intestino cuando tienes el estómago completamente vacío; o el patético descubrimiento de que la caída del cabello se extiende a la desaparición de los folículos de las fosas nasales, y por lo tanto al fenómeno irritante infantil de la nariz que moquea permanentemente. Lo siento, pero eres tú quien lo ha preguntado... No es divertido apreciar por completo la verdad de la tesis materialista que postula que no tengo un cuerpo, sino que soy un cuerpo.
Pero en realidad tampoco es posible adoptar una postura de "No preguntes, no respondas". Al igual que su original, esto es una receta de hipocresía y dobles raseros. Obviamente, los amigos y familiares no tienen en realidad la opción de no hacer preguntas amables. Una forma de lograr que se sientan cómodos es ser lo más sincero posible y no adoptar ningún tipo de eufemismo o negación. Así que voy directamente al grano y digo cuáles son las probabilidades. La forma más rápida de hacerlo es señalar que lo malo de la fase cuatro es que no existe una fase cinco. Con toda la razón, algunas personas me toman en serio.
Así que mi manual de protocolo impondría deberes sobre mí, así como sobre aquellos que dicen demasiado, o demasiado poco, en un intento de cubrir la inevitable incomodidad de las relaciones entre Villa Tumor y sus vecinos. Si quieres un ejemplo de cómo no ser un embajador de la primera, te ofrezco el video The Last Lecture, de Randy Pausch, que se ha extendido viralmente por internet. Debería incluir su propia advertencia sanitaria: lleva tanto azúcar que quizá necesite una inyección de insulina para soportarlo.
Debería estar tipificado como delito ser insoportable y estar desprovisto de gracia en circunstancias en las que tu público se muestra casi moralmente obligado a entusiasmarse. A medida que Villa Tumor y Villa Bien continúan creciendo e "interactuando", hay una creciente necesidad de reglas básicas que nos impidan hacernos daño unos a otros.
Frente al mito de que en un proceso terminal las personas se transforman, se hacen más espirituales y tienden a lo esencial, Hitchens es un ejemplo de que "se muere como se vive", es decir, que no existe esa metamorfosis por la que nos hacemos mejores y más buenas personas. Además, alerta contra Villa Bien, esa pseudoreligión llamada "pensamiento positivo". Más allá del carpe diem, con el que todos estamos de acuerdo, con su lenguaje bélico, coloca la responsabilidad de la curación en cada persona, que debe sobrellevar su batalla contra el cáncer con optimismo y buenos pensamientos. ¡Cuidado! El "buen rollo" de Villa Bien puede provocar sentimientos de culpabilidad porque "no he sido suficientemente positivo" o "no he cuidado mi alimentación como debía", terminando por negar una experiencia de sufrimiento que es horrorosa, pero de la que es mejor no hablar. ¿Te duele? ¿Vomitas? ¿Estas hecho una mierda? "No te preocupes, piensa en positivo", es una respuesta. Una alternativa podría ser: "ya lo sé, es muy duro lo que estás pasando, pero esta es la única vida conocida que existe. Frente al sufrimiento inevitable sólo tienes dos opciones: aguantar o morir, cuando sea intolerable, tú eliges".