Emilio de Benito, El País 9/2/2014
El 24 de enero falleció Jose Luis, tal y como él decidió: en su casa, con los suyos, consciente de su decisión de disminuir su conciencia hasta que aconteciera su muerte. La causa de la sedación paliativa fueron sus síntomas: angustia y deterioro, frente a los que no existe ningún tratamiento que aliviara su sufrimiento de forma satisfactoria. Jose Luis lo habló con sus médicos, que le dijeron que aguantara, que esperara un poco más. ¿Quién puede juzgar mejor la experiencia de sufrimiento que el propio enfermo? Obviamente nadie, pero por la tradición paternalista de la medicina todavía en muchos casos el que decide es el médico, que teme que la muerte voluntaria, aunque el enfermo se esté muriendo, sea ilegal. Pero no lo es. La sedación no puede considerarse nunca una eutanasia, pero aunque sea una obligación moral, algunos profesionales se oponen a que sea el paciente terminal el que decida cuándo es tiempo de morir (leer comentario en el blog).
El 24 de enero falleció Jose Luis, tal y como él decidió: en su casa, con los suyos, consciente de su decisión de disminuir su conciencia hasta que aconteciera su muerte. La causa de la sedación paliativa fueron sus síntomas: angustia y deterioro, frente a los que no existe ningún tratamiento que aliviara su sufrimiento de forma satisfactoria. Jose Luis lo habló con sus médicos, que le dijeron que aguantara, que esperara un poco más. ¿Quién puede juzgar mejor la experiencia de sufrimiento que el propio enfermo? Obviamente nadie, pero por la tradición paternalista de la medicina todavía en muchos casos el que decide es el médico, que teme que la muerte voluntaria, aunque el enfermo se esté muriendo, sea ilegal. Pero no lo es. La sedación no puede considerarse nunca una eutanasia, pero aunque sea una obligación moral, algunos profesionales se oponen a que sea el paciente terminal el que decida cuándo es tiempo de morir (leer comentario en el blog).