Jorge León murió voluntariamente el 1 de mayo de 2006. le pidió a sus médicos que le ayudaran. Tenía derecho a rechazar el tratamiento que le mantenía con vida, a apagar el respirador, pero le dijeron que NO. Tuvo que "buscarse la vida", nunca mejor dicho. Su muerte causó bastante revuelo, incluyendo el esperpéntico espectáculo de la policía interrogando a las cuidadoras, buscando pistas de una acción que nunca fue delito. ¡Qué país!
"He entrado en una fase que considero terminal porque a la pentaplejia irreversible se ha añadido la cronicidad de las infecciones frente a una tolerancia cada vez menor a los antibióticos, lo que me provoca indeseables sufrimientos físicos y psíquicos".
"Ante la perspectiva de acabar en breve en una residencia abandonándome a una muerte miserable necesito la mano que sostiene el vaso, la mano hábil que supla mi mano inútil, una mano que actué según mi voluntad aún libre: tengo todo preparado para que quien me ayude quede incógnito". LEER ARTÍCULO
Jorge León le pidió ayuda a DMD, pero ya tenía su propio plan