"Yo amo la vida. La vida es una mujer que te ama, el viento en el pelo, el sol en la cara. La vida es también una mujer que te deja o un día de lluvia".
"Ahora mi cuerpo ya no es el mío, está a merced de médicos, familiares y asistentes (...). Si fuera yo suizo, holandés o belga, me podría ahorrar todo eso. Pero soy italiano y aquí no hay piedad".
Welby había recurrido a los tribunales para que se le suspendiera la respiración asistida, pero una jueza del Tribunal Civil de Roma consideró "inadmisible" el recurso presentado alegando un vacío legal. A finales de noviembre envió una carta a uno de los médicos que le trataban en la que solicitaba "oficialmente" que se le desconectara el ventilador pulmonar "usando sedación, si es posible por vía oral, para evitar sufrir".
Serán muchos los que estarán eternamente agradecidos tanto a Welby como al que fuera presidente del Partido Radical Luca Coscioni, que murió en febrero a los 38 años por una esclerosis amiotrófica que padeció durante una década. Coscioni y Welby "han sido y serán fuente de fuerza de amor y de esperanza". Leer noticia