"Optar por seguir vivo era lo mismo que elegir el camino de la tortura, en vez de finalizar este viaje y emprender uno nuevo". Craig Ewert, un académico jubilado de 59 años, pronunciaba esa sentencia ante las cámaras minutos antes de morir por voluntad propia, en la primera emisión de un suicidio asistido en la historia televisiva del Reino Unido. La difusión del polémico documental, anoche, coincidía con el anuncio de que la justicia británica no imputará a unos padres que ayudaron a morir a su hijo de 23 años, enfermo terminal, en la misma clínica de Zurich a la que acudió Ewert.
A propósito de un documental sobre otro caso, se explica que "Daniel era un hombre muy independiente, que no fue influido por sus padres en la intención de quitarse la vida. Las pruebas indican que lo hizo a pesar de sus padres". El jugador de rugby, paralizado tras un lance en un partido, comunicó a la clínica suiza en febrero su deseo de morir: "No ha pasado un día en el que no desee que sea el último". Sus progenitores intentaron disuadirle, pero su firmeza les condujo a organizar el viaje a Suiza y a acompañarle en sus últimos momentos.
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